Africa. Viajar a Africa, continente de ensoñaciones

Kenia es una mancha rosa de millones de flamencos en el azul lago Nakuru. Es acercarte, akuna matata, hasta esa acacia amarilla donde te miran dos leopardos displicentes. Es Nairobi, de coches y hoteles carnívoros. Es Samburu, donde búfalos y cocodrilos vigilan los bostezos de los hipopótamos.

Son los masai. Abre los ojos: la selva viene a verte. En Tanzania, los lagartos escarlata de las colinas del Serengeti dan paso al claxon de los ñúes. Te rodean a millares y levantan una columna de polvo que camufla a cebras y predadores. La caldera del Ngorongoro, el lugar más bello de la Tierra, fue un aeródromo secreto en 1945. Hoy es de las gacelas, los elefantes y los rinocerontes; de los miles de aves y de la olorosa vegetación. Al anochecer, junto a una higuera centenaria, algo llora por dejar el Paraíso. Bueno, aún quedan Manyara y Tarangire, las leonas, los cielos incendiados. África es mi sueño.