En 1903 se contabilizaban en Madrid 449 peluquerías y barberías. En este momento de auge del sector es cuando Manuel Felipe Berejano el 13 de febrero de 1907 instala su peluquería de caballeros en un edificio construido en 1856, en el céntrico barrio de Chueca.
Hasta que fue reemplazado por el sistema eléctrico, la iluminación de la tienda se llevaba a cabo con carburo o gas acetileno, al que se le ponían enfrente espejos para que el reflejo fuese mayor. En 1951 se hace con el negocio un peletero del barrio, Jesús Gutiérrez Sevillano, en cuya licencia figura permiso para cinco sillones.
De la peluquería se ocuparon tres peluqueros, los hermanos Ortega, que eran cuñados de Jesús, y un oficial, Agustín Urbano, que con el tiempo se quedó con la peluquería en la que aún continúan trabajando sus dos hijos, Miguel Ángel y José Luis.
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